Ir al contenido principal

Usted merece saber cómo elegir en política

Escoger entre dos cosas, una buena y otra mala, no resulta difícil. Elegir entre dos opciones -o más- políticas a la hora de votar, puede resultar honestamente complicado. Puede resultarnos un dilema  cuando las alternativas están próximas. 


Si las ideas políticas del elector, por definidas y confiadas ya tienen destinatario, sólo cabe aplicarse a la esperanza de que se cumplan las propuestas conocidas y esperar su mejor cumplimentación. 


Si se duda por hechos pasados negativos, siempre se tiene la  posibilidad de usar la objetiva vía de la alternancia democrática.


Los ingredientes por contemplar a la hora de unas elecciones gubernativas, aún siendo libres de ponderar por cada elector, debieran incluir siempre un mínimo conocimiento o formación sobre las ideas y postulados de las diferentes ideologías políticas. 


A menudo presumimos de vivir en democracia porque deseamos sentirnos partícipes activos de la vida política y hasta esquilmamos su concepto para obtener prebendas que menoscaban derechos de otros. O la lapidamos para justificar críticas poco o nada objetivas.


Los diferentes sistemas conocidos de gobierno de gentes                  se proponen siempre lo mejor para los administrados. Luego, dirigentes y dirigidos podrán, examinados unos y reflexivos los otros, pasar cuentas de aquellos propósitos y avanzar en política.


Quiere esto decir que considero fundamental tener un conocimiento básico e inteligible de cuáles son las ideas motrices que empujan un pensamiento ideológico y no solo estimarse en palabras interesadas, definiciones y consignas ya popularizadas y que nos encasillan.


Otra parte fundamental previa a adoptar una decisión tan importante como es la de  ejercer el derecho a votar, es la de ser sabedores de lo que esperamos recibir de quienes merecerán nuestro voto. Es decir, qué propuestas nos ofrecen, con su explicación clara y razonada que justifique su conveniencia y la posibilidad real de poderse hacer.


Naturalmente, si lo que se trata es de cambiar aspectos sociales y económicos de la realidad vivida, por otros de diferente enfoque que puedan suponer evitar errores o superar dificultades anteriores, es preciso disponer de sus argumentos y valorarlos objetivamente.


¿Qué resulta peligroso y muchas veces inconveniente para el conjunto social llamado a votar? Diría que lo es dejarse llevar sin más por repetir el voto de siempre, en base a una fidelidad, una costumbre familiar, un propósito imposible que hay que rememorar, una excusada indiferencia, o un favor de intercambio interesado.


Actualmente -ya me referí anteriormente en otro artículo- la diferencia entre la verdad y la mentira es tan corta que fluctúa como el diferencial bursátil en tiempos de economía convulsa. Y va evolucionando hacia postulados hasta ahora insospechables, pues su alternancia se maquilla ahora con un tener cambios de opinión.


Para mi, la gobernabilidad está precisada de una base ideológica que propugne una mejor pervivencia del grupo de gobernables que sea, pero de todos, o sea sin distinciones de creencias, de tal forma que se pueda cambiar electoralmente según sus resultados. 


Pero los políticos gobernantes, tras las elecciones, deben ser buenos gestores y, mejor aún, delegar su administración en verdaderos profesionales funcionarios de lo público, responsables neutros en su ejercicio de la eficacia cierta de las propuestas validadas electoralmente, no inmiscuyéndose con disfraces de parecer que alteren lo comprometido hasta desfigurarlo.


Destinar algo de tiempo vacacional a la lectura de la historia de las ideas políticas, de la que existe abundante bibliografía, es una  conveniente solución a la carencia, a veces intencionada por otros, de esa necesaria formación que todos debiéramos tener y promover entre los demás. Seguramente se entenderían mejor algunas conductas. 


¡En todo caso, disfrutemos todos de un excelente verano!



Comentarios

  1. Como siempre genial.Gracias por tu comentario

    ResponderEliminar
  2. Que bueno sería, cuando llegan unas elecciones, conocer la verdad de lo que nos propone cada partido, estudiar el contenido de sus propuestas, calibrar el cumplimiento de sus promesas en anteriores comicios, y conceder nuestro voto al que nos merece mayor confianza en cuanto a gobernanza y honradez.
    Tengo muchas dudas en el voto de las próximas elecciones, como ya las tuve en las anteriores. Veo mentiras, incumplimientos, falsas promesas, y sobre todo, un odio descarado ante las posiciones antagónicas de otros partidos.
    La política ha dejado de ser un arte en cuanto a oratoria, para convertirse en un continuo altercado barriobajero donde no cuentan las ideas, sólo los insultos y descalificaciones.
    De todos modos, pienso votar, con la esperanza puesta en la mejora del nivel que ahora ofrecen.

    ResponderEliminar
  3. Hola Joaquín,pues si tenemos que tener claro que políticos nos convienen para firigirnos estos 4 año que creo no serán fáciles.
    Un saludo Paquita

    ResponderEliminar
  4. Feliz verano, gran escrito para irnos de vacaciones, felicidades.Joaquin jr

    ResponderEliminar
  5. Joaquín muchas gracias por el gran artículo, realmente nos hace reflexionar sobra la importancia de nuestro voto y la reflexión que conlleva sobre los ofrecimientos de cada candidato, no es un acto simplista y mecánico ante el que estamos. Interesante contenido que nos hace además ver su universalidad, lo mismo aplicable allá, en Barcelona que del otro lado del Atlántico (México)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario

Entradas populares de este blog

Plumitas

Plumitas Ayer murió mi pájaro. Periquito azul de 5 años. Juguetón y con carácter. Tastador de menús caseros. Crítico ruidoso ante la tele y fervoroso amigo del móvil. Nos conocía a todos de casa y creo que nos entendía. Sin ser manso, accedía a nuestros mimos y encajaba bien mis regañinas.   Fue un regalo de mis nietos para asociarse a mi viejo afecto por esos pájaros. Deriva de mi infancia, cuando tuve una bonita Pitita verde, que emparejé con un bonito macho azul y criaron descendencia que repartí entre amigos. A Plumitas le gustaba casi más estar fuera de su jaula que en su interior. Se acostumbró pronto a salir, merodear por la cocina y entrar a su refugio -nunca encierro- por cualquiera de sus dos puertas. Su casa, donde, además de sentirse seguro, se convertía a menudo en un jolgorio juguetón, tanto dentro como en su terraza exterior. Y nos divertía a nosotros. Sí, tenía sus juguetillos colgantes, sus amiguetes pacíficos y muy parados. Y picoteaba con fruición a un par de per...

Conformidad / Conformismo

Dar conformidad y conformarse son dos actos normalmente positivos respecto de un resultado, sea por la compra de un producto, la prestación de un servicio, la suscripción de un contrato y también por la aceptación de una obligación o disposición legal. Sin embargo, subjetivamente, ambas manifestaciones difieren por sus connotaciones respecto del propósito al que se vinculan. Pues no es lo mismo considerar bien y a gusto el fin recibido -estar conforme- que aceptar su resultado con reservas -conformarse-. Una lectura ocasional me sugiere el tema elegido, al que aporto una anécdota de ficción: Dos vecinos de escalera se encuentran de regreso en el hall de su inmueble, se saludan de costumbre, y -Qué tal José, te noto el ceño algo arrugado, ¿está todo bien? -El caso es que vengo enfadado conmigo mismo, Pedro. - Eso tiene fácil arreglo; desahógate hombre, cuéntamelo. - He recogido el coche del taller, ya arreglado de las rozaduras que llevaba en una puerta y he notado que no había quedado ...

Por unas dosis de templanza

De vez en cuando, sobre todo cuando soy testigo de una escena o evento donde la compostura cívica está alterada, me viene a la memoria el recurso fácil de la cultura cristiana respecto de las virtudes.   Todas, cardinales , ya enunciadas por Platón y posteriormente adoptadas por el cristianismo y otras religiones, cuando de tratar sobre la moral se ocupan, y teologales , esa medicina espiritual para el alivio de la vida terrenal con sus contrariedades, merecen tenerse muy en consideración.   Y de esas otras siete más, las capitales, cuya práctica presupone corregir a sus homónimos “pecados”, que tanto envilecen las conductas desordenadas de los hombres.   De esas catorce maravillas disponibles para un ejercicio moral deseable -y hay algunas más- debiéramos todos, creyentes religiosos o respetables agnósticos, gente de bien o arrepentidos de actos impropios, sentirnos obligarnos a ejercitarlas.   Fue a principios de este verano, durante un encuentro de nuestro primer ...