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Mostrando entradas de mayo, 2021

Defectos a montones

Cuando nos referimos a cualidades y virtudes solemos opinar positivamente, puesto que tales condiciones de comportamiento responden a actos bien vistos socialmente. Al contrario, si nuestro juicio resulta negativo u opuesto al hecho analizado, enseguida lo calificamos de defecto . Este vocablo es normalmente generoso en la manifestación, aunque vaya algo afeado en la intención. Se tiene también asimilado a la carencia o la imperfección de las cosas y actos personales que se esperan correctas   aquéllas y de buena conducta éstos. Citar los defectos de algo o alguien puede servir para calificar cuestiones o propiedades no deseadas; para mostrar oposición al resultado de algo; para rechazar una relación personal. Un defecto también es una falta, una tara, un fallo. Resulta desagradable y puede suponer ingratitud tildar de defecto lo que es sencillamente una carencia natural o accidental de cualidades, sobre todo si corresponden a seres naturales, o se refieren a cosas que cuentan con un

Virtudes a la carta

Querida Laura: Con algún reparo de osadía acojo tu propuesta de expresarme sobre un tema tan sugerente, al tiempo que profundo, sobre virtudes y defectos. Me animo con las primeras ahora para dejar los segundos esperando el tiempo de un próximo artículo. Recientemente asistí a una conferencia en línea sobre “liderazgo empresarial” (Alumni UB) donde uno de sus ponentes me sorprendió favorablemente al entroncar en positivo su exposición con las virtudes cardinales. Por mi experiencia como observador interesado en la actividad de muchos   líderes, estuve totalmente de acuerdo. Para nuestra cultura y su conocimiento tenemos presentes hasta siete virtudes de referencia, entre cardinales y teologales (*). De ellas y otras derivadas o asimiladas, se encuentra recogida abundante información en sitios de consulta de fácil alcance. Sobre la tenencia o práctica de las virtudes humanas , bastaría decir se trata de los comportamientos presididos por un recto modo de proceder . Esas acciones persona

NO es NO ¿quiere que se lo repita?

A menudo decir no es incómodo y hasta puede resultar ingrato, sin que pierda razón una negativa justificable. Y reiterar la negación es comprometido, determinante y llega a poder acarrear pesares. Decir no también puede ser necesario y se precisa tener fortaleza de ánimo para hacerlo, incluso si lo requiere la obligada prudencia. Otra cosa es negar por negar y sostener a ultranza un negacionismo. Actualmente se lleva bastante lo de ser negacionista. Casi siempre decir sí es un SÍ , pues normalmente el sí es positivo y no suele necesitar explicaciones, salvo para quien ajeno a su origen, le puede la curiosidad de saber su porqué. Personas y personajes (santos, políticos, científicos) de nuestra historia pasada y más recientemente se han empeñado en mantener negaciones, incluso con desmesura, que después les supusieron mordaces respuestas o duros sentimientos encontrados. Si Ud., buen lector, se siente o practica convencido algún negacionismo rotundo, no me tenga en cuenta si acaso no