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Mostrando entradas de enero, 2022

Las mentiras ya no acrecen la nariz

De mucho tiempo y lugar siempre se ha corregido a los niños que si decían mentiras se sabría seguro, porque les crecería la nariz. Conocida la vulneración de la verdad, si había razón severa, era costumbre acompañar la réplica con la advertencia de confesión sacerdotal y, si procedía anticipo de penitencia, aplicar un castigo de privación de cosa muy deseada. En las excursiones y sus cánticos infantiles, entonces y más tarde también, nunca ha faltado el popular “Vamos a contar mentiras”, aquel de …por el monte la sardina, tralará, tralará… como desahogo y chufla al requiebro de mentir.   Las mentirijillas y pequeñas trastadas podían considerarse de menor enfado y se solían responder con consejos de sus mayores venidos a ese cuento, aprovechando así abundar en la instrucción racional del menor. Pinocho, ese muñeco conocido como el icono de la mentira por excelencia, tiene presencia doméstica y es recurso gráfico habitual en todo el mundo. Públicamente, añadiendo largura al apéndice nasa

Los Tontos y el Conocimiento

Antes se decía que si los chicos sabían mucho y, algunos, de todo, eran muy listos; pero los menos listos no eran tontos , estos eran otros.   La palabra conocimiento se aplicaba de otro modo que ahora. Se hablaba de que ese chico tenía poco conocimiento, no porque fuese poco instruido, sino porque hacía cosas fuera de lugar. Por contra, si las hacía como un mayor, o sea maduras y firmes, era que tenía mucho conocimiento y si era muy aplicado en la escuela, llegaría lejos. Ahora, al saber se le llama Conocimiento . Actualmente nos da por cambiar los nombres a todo y así a un conteo estadístico humano de grupo se le dice “de rebaño”, con desprecio para los corderos de Pascua y los pavos de Navidad.   Las empresas modernas han bautizado a la Formación como el Talento ; al Departamento de Personal se le llama de Personas y a su primer ejecutivo CEO . Fabrican productos sostenibles y tratan de quedar bien con el entorno social porque se sienten con responsabilidad reputacional. ¡Qué cos

Cita con un próspero futuro próximo

Las gentes, estos primeros días de enero, gustan felicitar a sus congéneres el año estrenado. Es como expresar el deseo de tener todos la suerte a favor durante los próximos 365 días.   Se trata de una costumbre mundial y objetivamente positiva que hermana a las personas de buena voluntad en el propósito de vivir en felicidad. Después, la realidad del diario acontecer nos traerá el reparto cierto de nuestra ventura que, ojalá, colme a la mayoría. Mientras el año que se ha ido lo fue por viejo, al que nos llega cual bebé en canastilla, le llamamos año nuevo. Así, nos parece que dejamos atrás los malos acontecimientos, generales o individuales, que tuvimos en el anterior y que el comienzo del recibido está limpio, vacío y bien dispuesto a tener bonanzas, premios y loas merecidas o afortunadas.   Es decir, que vamos a gozar de un desarrollo paulatino de bienestar y progreso, consiguiendo alcanzar aquellos deseos que todos aspiramos. O sea, hacemos gala de una inversión decidida en esperan