Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de enero, 2024

Nostalgia y contrariedad del 78

Se encuentran a menudo en el mismo bar, desde hace mucho tiempo. Les gusta sentarse al fondo, frente por frente, en dos hileras, entre mesas pequeñas unidas en número según los que acuden a la cita.   La camarera, que es también patrona junto a su hombre, que rige la barra, los acomoda cerca de la cocina y los aseos, en un espacio tranquilo, lejos de las charlas de otros clientes del local. Se conocen bien, no en balde han compartido años profesionales que, por su extensión, han derivado en una amistad de calidad, de la buena. El grupo es de un perfil variopinto, hay de todo, hombres y mujeres, bien formados e instruidos y de moral muy solvente. Esta gente sabe de lo que habla y suele opinar con conocimiento de causa, difícilmente yerran en sus reflexiones, agudas, crudas o felices, siempre aderezadas de respeto y objetividad. No ahorran alabanzas o críticas y muestran precisa consideración si conviene. Su historia personal y su currículo profesional está apelmazado de experiencias ten

Un símil de terapia frente al anual advenimiento

Sea lo que ocurra y venga lo que pase, caídas estas primera hojas del mes primo, ya pueden recordarse aquellas cantinelas infantiles que vinieron a definirse como los cuentos de nunca acabar .   ¿Les suenan algunas, como la que empieza " José se llamaba el padre, Josefa la mujer y tuvieron un hijito…” o aquella de “en un charco había una mosca…” Pues bien, de los cariñosos saludos y bienintencionados mensajes que nos damos para el año nuevo, sinceros o protocolarios, deseando prosperidad y cosas buenas para todos, y de los propios propósitos de enmienda que nos damos, ya se está encargando de filtrarlos la cierta rutina de cada día. Vengo a decir que la historia -el cuento- de cada principio de año se va a ir repitiendo siempre , ni más ni menos que por ser la esencia de un deseo humano permanente de superarnos en el bienestar y, sabedores de nuestras flaquezas, obviando el natural infortunio del coste de vivir que, sin paliativos, nos hace claudicar.   Un claro reflejo lo encont