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Un símil de terapia frente al anual advenimiento


Sea lo que ocurra y venga lo que pase, caídas estas primera hojas del mes primo, ya pueden recordarse aquellas cantinelas infantiles que vinieron a definirse como los cuentos de nunca acabar. 


¿Les suenan algunas, como la que empieza "José se llamaba el padre, Josefa la mujer y tuvieron un hijito…” o aquella de “en un charco había una mosca…”


Pues bien, de los cariñosos saludos y bienintencionados mensajes que nos damos para el año nuevo, sinceros o protocolarios, deseando prosperidad y cosas buenas para todos, y de los propios propósitos de enmienda que nos damos, ya se está encargando de filtrarlos la cierta rutina de cada día.


Vengo a decir que la historia -el cuento- de cada principio de año se va a ir repitiendo siempre, ni más ni menos que por ser la esencia de un deseo humano permanente de superarnos en el bienestar y, sabedores de nuestras flaquezas, obviando el natural infortunio del coste de vivir que, sin paliativos, nos hace claudicar. 


Un claro reflejo lo encontramos en los noticiarios y las propias percepciones sensoriales al auscultar la vida en rededor nuestro. 


Me refiero al alto porcentaje de acontecimientos sesgados -fuera de lo normal y lo esperado- que se dan tan frecuentemente y, por contra, las pocas referencias de las buenas noticias; que las hay.


Se debe saber pues, que también se dan en el mundo buenos aconteceres, confirmando su buen desarrollo -pese a todo- de la ventura de sentirnos vivos y disfrutar de mejores condiciones, frente a tropiezos nobles, desgracias naturales y algunas vesanias, de esas que frustran la condición humana. 


Y las he buscado. Sí, he querido encontrarlas y compartir con mis lectores algunas noticias buenas. No sabe Ud. bien lo que me he sorprendido en positivo y al tiempo condolido por que no se divulguen lo que sería preciso. 


Parece injusto que los reporteros y los articulistas de desayuno y  los tertulianos de plató, valoren y opinen, la más de las veces, de contrariedades, de sucesos negativos de todo tipo y que cultiven, cuezan y sirvan con guarnición, tantos cada día, acontecimientos desagradables.


En consecuencia, he decidido dejar aquí testimonio de doce cosas buenas que han ocurrido en el mundo durante el pasado año y que he recogido -on line- de Periodistas y Redacciones especializadas:

  • Una significativa caída de la deforestación en la Amazonia
  • Implementación de una nueva vacuna contra la malaria infantil
  • Un hospital de Nueva York logra trasplantar un ojo entero
  • España, a un paso de liderar la energía limpia
  • La ciencia diseña una proteína capaz de degradar plásticos
  • El Parlamento europeo aprueba ley para restaurar la naturaleza
  • Una terapia que frena la Esclerosis Múltiple más de diez años
  • Nueva tecnología que permite caminar a un hombre paralítico
  • Cuatro niños perdidos en la selva sobrevivieron 40 días
  • Una menor soportó pasar 10 días enterrada bajo escombros
  • El telescopio espacial europeo Euclid cartografiará 1/3 del cielo
  • El lince ibérico a medio camino de ser especie fuera de peligro

Con ello le brindo a Ud., querido lector, quiera practicar una terapia fácil y económica que le ayude a combatir los ingratos momentos fruto de las malas noticias que le lleguen y disgusten, buscando en la “nube” la muy variada y actualizada información positiva que se siga produciendo. 


Le auguro un mejor resultado para su buen ánimo.


Y oso también recomendarle lea “El cuento de nunca acabar” que la insigne escritora -y mucho más- Carmen Martín Gaite nos legó y que traigo aquí a cuento, no por significarse tanto con este artículo, sino porque ese título se hermana con el de las cantinelas del principio en un común de sabor y valor infantiles tan al propósito afectivo de la  celebrada autora. 


Déjeme también desearle lo mejor de hoy en adelante y, si al finalizar este 2024 ha tenido presente mi brindis con buen gusto, renuévelo, por favor. ¡En definitiva las cosas de la vida son un cuento de nunca acabar!





Comentarios

  1. Extraordinario como siempre.Gracias

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  2. No hay duda que los periódicos, televisiones y emisoras de radio, venden noticias, y las que obtienen mayor éxito de difusión son las que despiertan sentimientos de enojo, horror o venganza. Las buenas noticias quedan como un bálsamo que aminora el mal sabor del conjunto de información diaria.
    Creo que estamos inmersos en un período de cambio histórico en la humanidad, acelerado por los constantes descubrimientos científicos, que sólo podrá resolverse favorablemente si se encuentra la fórmula mágica de compaginar el descenso "del ánimo de lucro", con el del "atavismo religioso", en ambos hemisferios.
    Mientras, buscaremos las buenas noticias cada mañana en el periódico, para entrar con buenas sensaciones en el quehacer diario.
    Gracias Joaquín.

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  3. Laura Ramos Martínez14 de enero de 2024, 21:42

    “Good News, no News” es una de las premisas que te enseñan en Ciencias de la Comunicación (que ya no de la Información) sólo empezar la carrera. No obstante, todo periodista ansía dar la primicia de algo extraordinariamente bueno; de eso (todavía hoy) estoy convencida. La sociedad y la humanidad necesitan que se conozcan, se sepan y se divulguen las buenas (habitualmente increíbles, porque sino no serían noticia) noticias. Así que cuando estemos ante una de ellos, por favor, identifiquémosla, apreciémosla y démosle voz, para que se convierta en ‘vital’, en realidad. Gracias por este artículo.

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  4. Joaquin tu escrito como siempre buenísimo.
    Gracias,Paquita

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  5. Parece como si las malas noticias nos interesaran más que las buenas.
    Al menos los medios de comunicación, dan más eco de ello .
    Llegado al punto que cuando divulgan una de buena, has de parar atención como sino la hubieras escuchado bien.
    Lamentablemente todas las noticias,
    tanto las buenas como desafortunadas ,tienen su punto álgido de difusión para caer pronto en la falta de interés o insensibilidad por parte del oyente.
    Una mirada positiva siempre puede resultar estimulante en medio de tanto horror y negatividad.
    Montse Casas

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  6. pues si, habría que leer noticias positivas porque las hay, y alimentarse de ellas para poder intentar desconectar de este loco mundo nuestro.

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  7. Qué bonito es saber y buscar leer las.cosas.positivas

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