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Mostrando entradas de abril, 2020

... más cinco de novios

Es sábado, acaban de dar las diez de la mañana y está lloviendo, precisamente en el día de la boda, que está prevista para la doce. Claro que es abril y más tarde saldrá el sol, seguro. Y es primavera, que bien, porque tendremos una temperatura ideal, templada, y si continúa la ligera brisa que ya tuvimos ayer, hasta no notaremos la humedad. Qué bonito es el mes de abril; ideal para casarse y disfrutar del viaje de novios… ¡ah, sí, es verdad, estamos en 1970! Siento una mezcla de ilusión y duda razonable, que dicen que no te abandona nunca porque ésta es precisamente la esencia del paso a dar, el compromiso a asumir, el pacto de compartir la libertad personal y el resultado de elegir. Qué ganas y qué miedo tengo ¿nos saldrá bien? creo que sí. Y mientras llega el momento del “si”, pues me sobra tiempo porque me encuentro cerca de la Parroquia, recurro a soñar despierto para imaginar cómo podría cumplirse. Nos casamos, con mucho sol, claro; nos bendice nuestro sacerdote preferido; us

Aprender a leer

Hoy es martes y son casi las nueve, día y hora de clase de Literatura. Me siento, voy a escribir algo en casa, por fin me he decidido. Normalmente allí escucho, pongo mucha atención y aprendo. A veces, bastantes, tengo dudas, o me apetece saber algo más, incluso aportar una opinión y dudo; me cuesta y acabo por conformarme con la respuesta que provoca el compañero que sí se decide, o con la apostilla de la profesora, a menudo ilustrada y determinante. Me gusta acudir cada semana y dedicarme esas dos horas que dura la clase a aprender a leer. Sí, me digo bien, estoy aprendiendo a leer, porque saber leer ya hace unas cuantas décadas que lo vengo haciendo y mucho, necesidad y vocación a partes aproximadas; es una práctica casi voraz a lo largo de mi existencia. Y repito experiencia, pues sigo aprendiendo a leer otro año en estas clases. Y ya lo disfruto al recrearme leyendo las obras recomendadas. Nos juntamos un nutrido grupo de forofos del saber, arropados por una Extensión Universita

¡Auxilio, economía sumergida!

Me pregunto, para empezar, cómo puedo enfocar la reflexión que me hago a menudo sobre las circunstancias -o quizás características culturales- que conforman este malquerido axioma económico-laboral, sin que se me enfade nadie y, en cambio, pueda ser comprendida mi intención de buscar -y encontrar, claro- formas de suplir la consciencia actual de sobrellevarla por la de reducirla. Y comienzo por pretender de salida sembrar en el ánimo social, plantearnos a modo de semilla germinadora de mejores frutos y pararnos a cavilar y extraer pros y contras, particulares y de orden general, material y conductual para la reclamada economía social tan en boga en nuestros días. Y hacerlo en foros abiertos de opinión, sea la familia, la escuela, la profesión, la actividad empresarial y las corporaciones de todo tipo. Porque como “ánimo social” aquí quiero darle el énfasis que merece considerar algo tan presente en nuestra subsistencia como disponer de bienes y servicios dimanantes del esfuerzo lab