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01/01/9999


Para el mundo oficial, ese de las normas públicas administrativas, las personas somos clasificadas de diversas formas y una de ellas es la de grupos por edad. Somos niños y vamos pasando por jóvenes, maduros, mayores y ancianos, por ejemplo. 


Prescindiendo de si la edad, los años de calendario oficial vividos, suponen y se portan de forma similar para el conjunto de seres humanos de que se trate, tales grupos se encasillan entre límites numéricos.


La jubilación laboral y por cuenta ajena más extendida comienza a los 65 de edad y si alguien la alcanza antes se le considera un prejubilado. Quien mantiene sus funciones tras traspasar su edad reglamentada de jubilación, es considerado emérito. Actualmente, a todos ellos se les denomina “seniors”


Al conjunto de todos los humanos que han superado la juventud, alcanzando la plenitud del crecimiento esperado, y llegan a la vejez, se les considera los adultos. Esta clasificación ya resulta algo más subjetiva, por la flexibilidad que caracteriza los extremos de la horquilla de la madurez como condición y conocimiento.


Y una muestra de la importancia pública de los tramos de edad que van superando los ciudadanos, es la identidad de su personalidad para todos los efectos en los que la vida real y práctica que desarrolla en su existencia, se vea facilitada en su vínculo con la organización social de la que forma parte.


En nuestro caso se trataría del Documento Nacional de Identidad (DNI) En el que la edad, medida desde la fecha de nacimiento, está determinando la vigencia de su validez. 


Considerando que a un bebé ya podría serle extendido al nacer, su DNI habría que renovárselo cada dos años. Desde los 5 de edad hasta los 30, la renovación ha de ser cada cinco. Diez años de validez tendrán hasta los 70 cumplidos y después, una última hasta 01/01/9999, o sea: “pa siempre”


Hete aquí que, para “el sistema”, las personas ahora consideradas seniors permaneceremos indubitados, de edad y fisonomía pues, salvo en caso de cambio de domicilio, que sí procede ser renovado, no es necesario actualizarlo mientras permanezcamos en este mundo.


De este dato cifrado -antes conocido por permanente- tiene rareza el hecho práctico de cumplimentar la fecha de validez del DNI de un septuagenario cuando le es requerido indicarlo, por el fastidioso formulario de turno o un acceso informático, supliendo al ordinario vencimiento por el de la fecha de extensión, por demás semi-oculta en el documento.


Lo primero que descartas al ver ese trampantojo (RAE: Trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es) que, de regalarte años de vida, nanay. 


Lo segundo es pensar en ¿por qué no un 0000? como más gratificante al desprenderse que la edad -vencimiento- no importa? Pues, ya me dirá Ud. cuanto duraremos vivos los dos entre 2023 y 9999 (7976) tengamos cada uno ahora los que sean ya vividos.


Lo tercero y ya algo malicioso me trae a la consideración el dichoso término tan en boga del edadismo. Para unos concepto motivador como promoción y valor del la última edad y, para otros, negacionista de despreciable pragmatismo.


Resulta muy interesante adentrarse en este nuevo orden social de la gente mayor. Da la sensación, para empezar, que se acaba de descubrir que existen personas de mayor edad que hay que tenerlas especialmente en cuenta, porque sirven para más y mejor vivir del conjunto viviente. O que debe llevarse a cabo un plan sibilino de jibarización, porque somos ya demasiados.


Leo y releo estos días, acudo a conferencias fuera o desde casa, dedico un tiempo importante a sondear y entender estos movimientos. Reconozco meritoria la tarea de muchas instituciones privadas (¿interesadas?) y públicas (¿sinceras?) para otorgar valor a todo aquello que suene a senectud.


Pero ¿qué se ha hecho de nuestros viejos, de nuestros abuelos? Y ¿qué se piensa ahora de los ancestros que estimaban sobremanera a sus ancianos? Gente que no recurría a mandangas con sus mayores y respetaban seriamente la validez de su experiencia. Viejos que se auto-inmolaban para procurar por la subsistencia de su estirpe. ¿Por qué llevábamos tanto tiempo ignorándolos?


¡Venga señores, adoren, veneren y respeten a sus ascendientes, inviertan en afectos de sus descendientes, porque siempre nos irá mejor a todos!





Comentarios

  1. Buenos dias,siempre se debe respetar a todo el mundo,pero sobretodo a nuestros mayores que son los que nos guian

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    Respuestas
    1. QUERIDO JOAQUIN SOY TU VECINO, SIEMPRE LEO TUS ESCRITOS, TE DIRÉ QUE DESDE EL PRIMER MOMENTO QUE EL HOMBRE EMPIEZA A PODER DEJAR TESTIMONIOS DE ALGO PASADO, ESCRITURAS CUNEIFORME PARA EMPEZAR O CUALQUIER OTRA FORMA DE DEJAR REFLEJADO LO QUE PASABA CUANDO SE HACIA ALGO, LA EXPERIENCIA EMPEZÓ A DEJAR DE SER ALGO IMPORTANTE; SI ESTO LO LLEVAS AL EXTREMO AL QUE SE LLEGA CON LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL, PUEDES ENTENDER QUE LO QUE TU, O CUALQUIERA SEPA, YA LO HA DEJADO ESCRITO A LO LARGO DE SU TRAYECTORIA PROFESIONAL YA SU VALOR COMO ACTIVO INMATERIAL HA DEJADO DE TENER VALOR Y COMO CUANDO TE HACES MAYOR FÍSICAMENTE PÚES DIGAMOS QUE NO PODRÁS HACER MARATONES NI DAR ESPECTÁCULOS SALVO QUE TENGAS UNA PROFESIÓN QUE DE POR SÍ SE DESTINE AL ESPECTÁCULO, MÚSICOS, ETC... EN FIN QUE LA EXPERIENCIA QUE ACUMULAMOS LOS MAYORES, SALVO EXCEPCIONES EXCEPCIONALES, AL SISTEMA NO LE SIRVE DE NADA. EL COROLARIO ES OBVIO. SALUDOS.

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  2. Extraordinario como siempre.Gracias

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  3. Jose maria delgado25 de junio de 2023, 14:07

    Muy interesante y sensible muy bien tratado, te felicito

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  4. Suscribo totalmente lo que expones en tu escrito. La calidez humana que la senectud recibía de la familia y su entorno, ha quedado diluida en gran manera; sobre todo en la vertiente administrativa, seguramente por pasar a considerarnos "pensionistas", sin tener en cuenta que sólo estamos recogiendo lo sembrado durante muchos años.
    Mentalmente, los seres humanos, siempre vivimos dentro del presente. Por esto recordamos los buenos y malos momentos de nuestra vida como hechos actuales, haya pasado cuando teníamos cinco, veinte o cincuenta años.
    Si ves anuncios dirigidos a personas mayores, irrita ver que nos están tratando como un subproducto mercantil, tanto para que nos hipotequemos nuestra vivienda, como para vendernos el último invento que hará más feliz nuestra efímera existencia.
    Salud y por muchos años...!!!

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  5. Joaquín,que maravilla de escrito y sensibilad .
    Saludos Paquita

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  6. Me ha gustado mucho tu exposición sobre este tema.Siepre habrá un momento para responder sobre él.Muy interesante ,como todo lo que nos mandas.In abrazo Tesa

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  7. En el presente se suele no pensar en que llegará un futuro. Nos cuesta imaginar que un día seremos el objeto de esos comentarios que hoy hacemos respecto a nuestros mayores: que si son lentos, si necesitan ayuda, si se repiten, si están fuera de la realidad, si... No nos damos cuenta de que quizá los que vamos deprisa, creemos valernos por nosotros mismos, somos genuinos o estamos a la última, no somos tan sabios ni expertos como aquellos que entorpecen nuestra vida porque requieren atención, ya sea personal, logística o de cariño. ¡Cuánto tenemos que agradecerles! ¡Cuánto debemos honrarles! ¡Cuánto hemos de quererles! Y cuánto hay que tomar consciencia de que un día, nosotros, seremos ellos... y querremos esa poquita de atención, que es una mínima parte de lo que ellos nos han dado a lo largo de su vida.

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