Ir al contenido principal

Nuestro buen amigo -o dios- el fuego


Tomo el tema para mi reflexión en el rincón de expresión de hoy de la reciente celebración de la noche de San Juan que, además de testigo del solsticio de verano y pasar por la más corta del año, tiene también ser la del culto popular al fuego.



Desde la antigüedad conocida más remota y por una constante presencia cultural en la vida humana hasta recientes siglos, una sumisa devoción al dios fuego sentida por gratitud y temor, ha posibilitado la evolución más favorable del ser humano. 


El fuego ha formado junto al agua, el aire y la tierra, los cuatro elementos naturales de nuestra existencia. Alineando así los tres de esencial presencia permanente con el que había de transformar especialmente los modos de vivir de nuestros ancestros.


Dominar la creación y conservación del fuego propició alimentarse de forma más nutritiva, combatir el frío más allá de las vestiduras y fabricar útiles eficaces para la defensa y el trabajo. Conseguir producirlo debió ser como gozar emulando a una fuerza natural.


Porque el fuego es, primero y además de elemento, una fuerza de la naturaleza que emerge como consecuencia de las alteraciones y comportamientos derivados de la existencia planetaria. De ahí los incendios forestales ocasionados por las insolaciones veraniegas o por las tormentas eléctricas, la lava expulsada por los volcanes activos y la destrucción originada por los terremotos.



Luego está el fuego producido por la mano del hombre, aplicado a la combustión de una materia inflamable, natural o preparada artificialmente. Ese fuego que como el natural, crea llama, humo y cenizas y que algunos llaman lumbre.



El fuego en forma de hoguera, con materia leñosa como combustible se ha aplicado a lo largo del tiempo como manifestación de fiesta, alegría, devoción. También como culto religioso o de respeto funerario. Así mismo se utilizó como medio de castigo para acabar con penados, inquisidores y brujas. Incluso es símbolo de poder y fuerza en heráldica y mitología.


Iluminar con el fuego perduró siglos entre humanos. Hasta el descubrimiento de la electricidad, con el intermedio de la luz de gas -que también suponía su combustión y por ende producir llama- se utilizaron hachas, teas y velas. Aún hoy resulta práctico encender una fogata para iluminar campamentos juveniles y espantar alimañas en la noche.


Pero citar al fuego es también hablar de peligro. El tratamiento del fuego exige precaución. Resulta obligado protegerse del fuego y, sobre todo, tener conocimiento de los riesgos posibles adoptando medios y medidas para evitar su desarrollo incontrolado, su  deriva, y propiciar su extinción, evitando quemaduras, intoxicaciones por humos, destrozos materiales y males mayores.


Debo referirme ahora al fuego provocado por irresponsabilidad, falta de cuidado o desprecio de las normas reguladas. Son demasiados incendios evitables los que se producen por unos rastrojos quemados en lugar y tiempo incorrectos; o unas botellas abandonadas en el picnic campestre; o la colilla aventada desde el coche. Cuestiones todas requeribles de corrección formativa.


Dejo para este final comentar el daño del fuego intencionado, la piromanía. Sea por motivos personales, económicos o enfermizos, provocar un incendio es una maldad mayúscula. Tales conductas exigen reprobación y castigo medido en razón de los perjuicios.


Y este verano que ya hemos estrenado y quiérase pueda disfrutarse cumplidamente, recuerde estimado lector: Cuando un bosque se quema, algo muy nuestro, de todos, se está sacrificando.




Comentarios

  1. El fuego regenera la vida. De las cenizas resurge la vida . Es el fuego el encargado de eliminar lo que ya no sirve, aunque también se puede llevar por delante lo bueno, así que hay que para mucha cuenta con el fuego. Esa regeneración de la vida es la produce el carácter místico del fuego. Un gran invento el fuego, no lo parece, pero soluciona muchos problemas. Viva el fuego.

    ResponderEliminar
  2. Elementos clave que aporta calor, sensación de hogar, paz y a la vez fuerza y sensación de temor, si es mal usado. 🔥 Un privilegio su existencia, un peligro su descuido.
    Identifica carácter e incluso un signo del zodiaco, curiosamente el del autor: Leo.
    No debe faltar nunca. Ha de controlarse siempre. No podemos vivir sin él o, mejor dicho, sin él la vida no es lo mismo. En ningún sentido.

    ResponderEliminar
  3. Joaquin Ramos jr.28 de junio de 2021, 5:50

    Buena reflexión sobre el fuego y sus vertientes en la vida.

    ResponderEliminar
  4. Al ser humano le atrae el fuego, fruto de su domesticación desde tiempos atávicos, que le ha servido para caldear su hogar, cocinar sus alimentos, y hasta complacerse extasiado en su espectáculo. Seguramente conservamos su reminiscencia en nuestro cerebro reptiliano, tanto en la sensación de peligro que nos produce, como en la de bienestar que induce sólo pensar en una velada de invierno, alrededor lumbre de un hogar. Otra cosa es la pirotecnia, que merece una consideración al margen, positiva o negativa, dependiendo de los gustos personales de cada opinante.

    ResponderEliminar
  5. “Amor que no se atreve, no es fuego sino nieve” En la vida sin pasión, empuje, ganas, fuego ...no se consigue nada, ni si quiera sentir. Una palabra muy presente en nuestra lengua, que incluso cuando salimos de nuestras fronteras, otras nacionalidades la suelen reconocer aunque no hablen nuestro idioma.
    Tema distinto y muy triste son los incendios provocados ahora en verano que hacen que odiemos el fuego, y a los que lo provocan. Aplaudo tu artículo Joaquin.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario

Entradas populares de este blog

Por unas dosis de templanza

De vez en cuando, sobre todo cuando soy testigo de una escena o evento donde la compostura cívica está alterada, me viene a la memoria el recurso fácil de la cultura cristiana respecto de las virtudes.   Todas, cardinales , ya enunciadas por Platón y posteriormente adoptadas por el cristianismo y otras religiones, cuando de tratar sobre la moral se ocupan, y teologales , esa medicina espiritual para el alivio de la vida terrenal con sus contrariedades, merecen tenerse muy en consideración.   Y de esas otras siete más, las capitales, cuya práctica presupone corregir a sus homónimos “pecados”, que tanto envilecen las conductas desordenadas de los hombres.   De esas catorce maravillas disponibles para un ejercicio moral deseable -y hay algunas más- debiéramos todos, creyentes religiosos o respetables agnósticos, gente de bien o arrepentidos de actos impropios, sentirnos obligarnos a ejercitarlas.   Fue a principios de este verano, durante un encuentro de nuestro primer ...

El resurgir del uniforme

Tenemos al uniforme como una vestimenta, un traje peculiar , dice nuestra Academia de la Lengua. Y se describe -a mi me gusta más- en Wikipedia, como un conjunto estandarizado de ropa .  Ambas fuentes, a su modo, coinciden en su uso y destino de individuos, digamos, colegiados , pertenecientes a una misma profesión o clase. El origen de los uniformes es ancestral, de tradición remota, de civilizaciones ya organizadas que precisaban hacerse distinguir en la batalla con los ejércitos enemigos. A los niños, la mayoría, de siempre, la vestimenta militar ha supuesto un atractivo especial. ¿Quién no ha tenido, o deseado tener, su pequeña colección de soldaditos de plomo? ¿Quién no ha jugado en la calle a desfilar? Las visitas al museo; las jornadas de puertas abiertas de cuarteles militares, policiales y de bomberos; la presencia en las paradas y desfiles, han sido a menudo eventos de señalada asistencia familiar, con la influencia de los vistosos e imponentes uniformes y su despliegue. ...

Tiempo de flaca tolerancia

No es preciso estar muy instruido para entender que significa ser tolerante . Todos podemos responder sin dificultad. Es igual que   cada cual lo haga con un sentido propio; su interlocutor lo entenderá. Y su respuesta podrá ser un posicionamiento certero.   Déjenme que repita con la RAE: Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás, cuando son diferentes o contrarias a las propias. Así define la tolerancia Podría decirse lo mismo respecto del concepto Respeto, presente en esa definición y tan concreto su interés que lo dejaré para otro día. Sin embargo, una actitud fiel a la tolerancia como es “llevarlo con paciencia” -de lo que se trate- me permite escribirles algo hoy acerca de ella. Los cristianos, asumimos el deseo de hacer universal y desear ser nuestra doctrina la principal -si no exclusiva- pero sosteniendo el respeto y aceptando la existencia de otras formas de vida en religión, creencia e ideas, y decimos entender también el rechazo a la fe de otras per...