Ir al contenido principal

Agradecer, una empatía de ida y vuelta



Camino con frecuencia, casi a diario, salvo inclemencias o achaques esporádicos. Practico así un ejercicio físico saludable y necesario que me compensa y evita la aburrida gimnasia activa. De paso, me entretengo cavilando con mi pensamiento y hasta ideo lo que puedo decir en el blog.


Precisamente caminando durante uno de mis paseos urbanos, alguien me espetó un ¿qué hora es? Fue a una cierta distancia, ni siquiera se acercó. Me ‘desconecté’ y le miré, dudé 2 segundos si le respondía, pero decidí hacerlo informándole tras consultar el reloj. Y se fue, sin más.


La secuencia no me resultaba nueva. En poco tiempo me han consultado cosas por la calle varias veces, quizás por casualidad. Me parece bien normalmente y respondo lo que se con satisfacción. 


Unas veces se trata de saber la hora o de una dirección urbana, otras de un lugar singular o sobre una curiosidad a la vista. Y cierto es que respondo también, para negar lo solicitado, a otro tipo de peticiones que ‘circulan’ cada día más.


La gente pregunta, necesitan saber y eso está bien, pero pregunta mal. Quiere saber lo que le interesa pero le importa un comino quién le informa. Ni saluda al ‘entrar’ ni lo pide educadamente y, satisfecho o no, se va sin despedirse. 


Yo me quedo preguntándome ¿qué se ha hecho del hola, por favor; gracias, adiós? o algo similar. ¿Qué ha pasado con esa costumbre de buena educación, que debiera ir pareja con la solidaridad humana? Ya no parecen convenirnos tanto. 


Aquel “buenos días, por favor, ¿tiene Ud. hora?” de mi infancia, que limitaba poseer reloj de pulsera hasta recibir el primer sueldo, es ahora  un rara avis, incluso un riesgo de sentirte mal ubicado socialmente; una extrañeza para quien pudiendo quiere contestar. Y después está la retirada con un “puedo, vale”.  No se sabe si le gusta la hora, si tiene suficiente, ni tampoco si procede decir “adiós, muchas gracias”.


Agradecer y sentirse agradecido; dar y recibir las gracias resultará normalmente causa y razón de empatía. Porque tan importante es estar agradecido y decirlo a quien las mereció por la ayuda recibida como de éste verse satisfecho con el reconocimiento del favorecido.


Gracias es una palabra que puede usarse con frecuencia y resulta fácil hacerlo en cualquier parte, pues se encuentra entre las primeras que aprendemos en otros idiomas al viajar a otros territorios y hasta incorporamos su traducción como nota simpática de nuestro coloquio.



Me gusta distinguir entre varias circunstancias u ocasiones en las que cabe darse las gracias:

1 - Unas gracias educadas: si pedimos la hora, si nos ceden el paso, si nos ayudan con el peso, si nos ofrecen el asiento en el autobús,…

2 - Unas gracias públicas: al final de un espectáculo, tras recibir el discurso de un conferenciante, como premio a una demostración,…

3- Unas gracias cumplidas: a modo de saludo, de despedida, de respuesta al interés prestado,…


Y también diferencio tipos de agradecimiento:

1 - De quien, desde el escenario, el atril, el estrado, devuelve a su público el aplauso u ovación que está recibiendo.

2 - El que siente quien prestó un favor relevante en particular ayuda y el favorecido asume la humildad de agradecérselo sinceramente.

3 - El reconocimiento colectivo por salir bien de una mala situación global, dedicando a quienes facilitaron un resultado feliz o minimizaron la desgracia, agradeciendo sus demostraciones de afecto y satisfacción.


Por último, debo referirme a la Gratitud. La que la especie humana debemos a la vida y todo lo que nos rodea. Pero, en este caso no haré mi reflexión, sino que le ofrezco amigo lector, acceda y escuche, cuando menos empezar y decidir según considere seguir viendo este vídeo, que recibí en un chat -gracias estimada Ana E. Lladó- y encontrará aquí:

https://www.churchofjesuschrist.org/givethanks/?lang=spa


También sugiero escuchar esta bonita canción titulada Gracias de Pablo Alboránhttps://youtu.be/5oMQ8pCg5nc




Comentarios

  1. Gracias. Palabra ágil de pronunciar, fácilmente aplicable pero poco utilizada. Cuerpo, mente y corazón se sienten mejor cuando la pronuncias, pero sobre todo, cuando la escuchas y además va dirigida a ti. Manera sencilla de dar calma y felicidad tan costosa de darse hoy en día, tristemente...

    ResponderEliminar
  2. La educación es. Vital para vivir en sociedad,pero el buenismo y la modernidad lo tapan por desgracia,me alegra que aun haya gente agradecida

    ResponderEliminar
  3. Buenas tardes Joaquín. Cierto es que se ha perdido esa parte a la haces referencia, de cortesía y corrección, al dirigirnos a otros. Desde mi humilde punto de vista, es resultado de la cada vez más menguante educación y del desconocimiento de lo que a nosotros nos enseñaron como urbanidad.
    Por otro lado este mundo acelerado, cada vez más personalista y egoísta en nada ayuda a que seamos capaces de dar y recibir gratitud.
    Felicidades, como siempre Joaquín.

    ResponderEliminar
  4. Razón tienes Joaquín. Me he preguntado muchas veces, quienes somos responsables de estos actos. Me he sentido mirada con sorpresa en alguna ocasión, por el hecho de mostrar mi agradecimiento.
    Muchas gracias por compartir tus reflexiones.

    ResponderEliminar
  5. Gracias a ti por recordarnos la educación que existía hace tiempo

    ResponderEliminar
  6. Gracias ,Thank you,Merci beaucoup, Gràcies, Eskerrik asko...preciosa palabra. Su uso diario debería ser incuestionable en el ámbito familiar, social y laboral. Pero además en nuestro interior deberíamos sentir ese agradecimiento profundo con personas que han pasado por nuestras vidas y con las que siguen estando, con vivencias pasadas y presentes , y si Dios quiere, por lo que está por llegar.
    Éste es mi sentir. GRACIAS Joaquin

    ResponderEliminar
  7. Si eres amable, si das las gracias, si cedes el paso, el asiento (ahora por edad és a mí a quien a veces me lo ceden), Veo como la amabilidad vuelve a mí. La empatía sigue existiendo y hace pequeños milagros. A diario lo podemos comprobar. Lo que falla es la educacion en los hogares, el hecho de que demasiado chicos ya empiecen a vivir con el móvil puede influir, porque quizás contribuye a cerrar el mundo en cada uno. Lo cierto es que cuando agradeces y empatizas, recoges muestras de afecto y hay que seguir sembrando, aunque a veces te topes con gente difícil.

    ResponderEliminar
  8. Puede que sea una rareza de mi comportamiento, pero yo me siento satisfecho cuando, por mi edad, alguien quiere cederme el asiento en el transporte y aunque no lo acepte, le doy cordialmente las gracias. Igual satisfacción encuentro al corresponder del mismo modo cuando me informan sobre una dirección u otra consulta que pueda precisar. Esta actuación, tanto del que la solicita como del que la recibe, deja gozosos a ambos dialogantes por reconocerse como personas civilizadas, con sentido de la cortesía.
    Hagamos votos para que perdure este sistema, frente a un falso trato de supuesta camaradería, o simplemente, de mala educación.

    ResponderEliminar
  9. Hola de nuevo, yo como a muchos de vosotros me encanta preguntar con respeto y responder con un muchas gracias a la persona que me dirijo. Ese mismo trato espero para mí cuando me preguntan. Soy de las personas que creen que la educación se adquiere en el seno familiar y fue en casa donde me enseñaron a dar las gracias. Sí lo he tenido siempre claro, desde mí viaje a Japón aún valoro mucho más la importancia y el bienestar que significa comportarse con tales muestras de educación.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario

Entradas populares de este blog

Plumitas

Plumitas Ayer murió mi pájaro. Periquito azul de 5 años. Juguetón y con carácter. Tastador de menús caseros. Crítico ruidoso ante la tele y fervoroso amigo del móvil. Nos conocía a todos de casa y creo que nos entendía. Sin ser manso, accedía a nuestros mimos y encajaba bien mis regañinas.   Fue un regalo de mis nietos para asociarse a mi viejo afecto por esos pájaros. Deriva de mi infancia, cuando tuve una bonita Pitita verde, que emparejé con un bonito macho azul y criaron descendencia que repartí entre amigos. A Plumitas le gustaba casi más estar fuera de su jaula que en su interior. Se acostumbró pronto a salir, merodear por la cocina y entrar a su refugio -nunca encierro- por cualquiera de sus dos puertas. Su casa, donde, además de sentirse seguro, se convertía a menudo en un jolgorio juguetón, tanto dentro como en su terraza exterior. Y nos divertía a nosotros. Sí, tenía sus juguetillos colgantes, sus amiguetes pacíficos y muy parados. Y picoteaba con fruición a un par de per...

Conformidad / Conformismo

Dar conformidad y conformarse son dos actos normalmente positivos respecto de un resultado, sea por la compra de un producto, la prestación de un servicio, la suscripción de un contrato y también por la aceptación de una obligación o disposición legal. Sin embargo, subjetivamente, ambas manifestaciones difieren por sus connotaciones respecto del propósito al que se vinculan. Pues no es lo mismo considerar bien y a gusto el fin recibido -estar conforme- que aceptar su resultado con reservas -conformarse-. Una lectura ocasional me sugiere el tema elegido, al que aporto una anécdota de ficción: Dos vecinos de escalera se encuentran de regreso en el hall de su inmueble, se saludan de costumbre, y -Qué tal José, te noto el ceño algo arrugado, ¿está todo bien? -El caso es que vengo enfadado conmigo mismo, Pedro. - Eso tiene fácil arreglo; desahógate hombre, cuéntamelo. - He recogido el coche del taller, ya arreglado de las rozaduras que llevaba en una puerta y he notado que no había quedado ...

Por unas dosis de templanza

De vez en cuando, sobre todo cuando soy testigo de una escena o evento donde la compostura cívica está alterada, me viene a la memoria el recurso fácil de la cultura cristiana respecto de las virtudes.   Todas, cardinales , ya enunciadas por Platón y posteriormente adoptadas por el cristianismo y otras religiones, cuando de tratar sobre la moral se ocupan, y teologales , esa medicina espiritual para el alivio de la vida terrenal con sus contrariedades, merecen tenerse muy en consideración.   Y de esas otras siete más, las capitales, cuya práctica presupone corregir a sus homónimos “pecados”, que tanto envilecen las conductas desordenadas de los hombres.   De esas catorce maravillas disponibles para un ejercicio moral deseable -y hay algunas más- debiéramos todos, creyentes religiosos o respetables agnósticos, gente de bien o arrepentidos de actos impropios, sentirnos obligarnos a ejercitarlas.   Fue a principios de este verano, durante un encuentro de nuestro primer ...