Ir al contenido principal

Pícaros - Embaucadores - Embustes

Querido lector: el siguiente relato hace mi número veinte de los publicados, por ello rindo homenaje a la caridad de mis seguidores.


Mentiras, falsedades y medias verdades desde siempre han sido recursos de actos y comportamientos irregulares de mayor o menor entidad, a menudo de consecuencias lamentables más allá del cumplimiento excusado o comprometido por tal o cual razón pretendida.


Lejos de tratar de corregir tales vicios, los seres humanos tienden cada vez más a restarles la importancia del repudio y adoptarlos como acciones argumentadas a cambio de males “mayores”, burdas justificaciones del no hacer o de admitirlas como pecados “veniales” necesarios para seguir adelante. 

No es extraño entonces ser testigos de como comunicadores sociales,  parlamentarios políticos, contrincantes empresariales e ideólogos de todo tipo, acuden a la dialéctica de la mentira. Inclusive la común sociedad humana no rehuye acusar o defenderse con su práctica.


Me produce disgusto conocer tales usos y procuro ponerles distancia. Creo que la mentira envilece la condición humana. Y ese sentimiento me trae a este artículo para, a modo de placebo, aportar suavidad, que no remedio, citando prácticas engañosas, sin ser necesariamente malditas.


Viene a colación algunos tipos de individuos y aspectos, de personajes imaginarios e imaginables, seres reales o literarios, en los que concurre esa característica actividad en una sociedad y su tiempo. Un tiempo no necesariamente pasado, sino de natural permanencia entre nosotros.


Nuestra admirada Literatura Española tiene enmarcadas en gran cantidad de obras  y por buen número de relevantes autores -empezando por D. Miguel de Cervantes-, brillantes ejemplos de picaresca nacional, incluyendo siempre moralejas tendentes a advertir de tales conductas. Todavía hoy siguen produciéndose lecturas y representaciones teatrales de tales obras. 



Para algún contemporáneo citar, por ejemplo, a pícaros y embustes, puede significar algo superado por la historia. Pero sí existen personas que actualmente encandilan, fantasean, deslumbran y engañan inocentemente, con propuestas y productos, comerciales, políticos o emocionales, en aras de obtener los avispados autores su provecho y los cándidos “clientes” la esperanza de lograr magníficas cosas.


Y es que la víctima propiciatoria, por lo general ingenuamente, incauto “pardillo”, ignorante de la asechanza del embaucador de turno, se acoge al ilusionante logro, la mar de las veces por irreflexiva ambición, cuando no por presumir, pagando su precio por la vergonzante estafa sufrida. 


Porque hoy están al acecho un ejército de comunicadores de productos mágicos, bebederos reconstituyentes, estupendos preparados, asombrosos viajes de aventuras, magníficas residencias veraniegas, últimos modelos de coches y artilugios modernos, sistemas de seguridad insuperables; todo lo que Uds. saben o imaginan. 



Los medios de comunicación en especial la TV, son muy proclives a las picardías publicitarias; los publicistas son verdaderos artistas para suplir, con elegancia y con profesionalidad incuestionable, las bonanzas de sus promociones, cuidando evitar potenciales malicias y dejando a salvo su moral al trasladar al comprador la decisión de dejarse ser “engañado” y estar contento.


No debo olvidarme de señalar la lacra actual que sufrimos soportando a una legión de timadores menores, estafadores de portero automático, embaucadores telefónicos, vividores de la mendicidad, rateros furtivos, suplantadores de oficios varios, falsos tullidos. Todos ellos reencarnación de la picaresca maliciosa tradicional que subsisten a la llegada de la Inteligencia Artificial. 



¿Está pensando Ud. en este momento en algún embuste vivido ayer? Analice mentalmente frases oídas en su Radio preferida, o lo visto en un anuncio en la Cadena televisiva de su costumbre. O quizá escuchó la entrevista a un político. Posiblemente se está planteando comprar algo en este “viernes negro” de nuestros americanismos. Piénselo, reflexione y anote lo que le produzca duda o reparo en ese hito y revívalo dentro de una temporada. Quizá tenga una sorpresa y recuerde este artículo.


——————————


Apéndice.- He dejado este aparte para referirme a la palabra picardías (*) como otra acepción fuera del propósito principal. Corro y me alejo de ideas vergonzantes y groseras, propias de pícaros malintencionados y le ofrezco una definición, que me tradujeron hace ya mucho en Galerías Lafayette, para decir lo que en España conocíamos entonces como “salto de cama”, versión del camisón femenino más picante. O sea, expresión pícara que espero le haga sonreír. 

(*) Si tiene curiosidad siempre puede clicar en su buscador de internet.




Comentarios

  1. Triste realidad. En el antiquísimo código de ética llamado "Los diez mandamientos" habrá que borrar el número 9 -No mentirás- porque es una prohibición que ha dejado de ser válida en los tiempos actuales.

    ResponderEliminar
  2. Respuestas
    1. Perfecta reflexión Joaquín
      Lamentablemente estamos atravesando un tiempo en que somos.objetivo y a veces presa de buhoneros y embaucadores, que me traen a la memoria aquellos vendedores de pócimas que hemos visto tantas veces en las peliculas del "oeste".
      Un fuerte abrazo, virtual por supuesto

      Eliminar
  3. Sí, efectivamente, creo que el engaño i la mentira han estado presentes desde que el mundo es mundo, pero considero que lo más triste es que en pleno siglo XXI, contemos con el mayor conjunto de embusteros y timadores de todos los tiempos, dentro de todos y cada uno de los estamentos sociales.
    A lo peor, es que los estamos creando dentro de nuestra sociedad como sistema para responder a una necesidad psíquica.

    ResponderEliminar
  4. Pues si, vivimos rodeados de gente sin pudor a aprovecharse de los demás, penoso, lo peor es que hay gente que lo hace como modo de vida.

    ResponderEliminar
  5. Pues desde los escritos de nuestro siglo de Oro la sociedad solo ha cambiado en los medios para hacernos llegar tantas 'tentaciones"

    ResponderEliminar
  6. ¡Aplaudo tu reflexión! Hemos llegado al punto de "desconfiar“ y “sorprendernos“ cuando observamos buenas intenciones de personas con las que coincidimos de manera fortuita.
    Arminda

    ResponderEliminar
  7. Me resulta difícil entender y aceptar que haya gente que actúe así con normalidad. Puedo llegar a entender los casos aislados, si tengo todas las perspectivas. Pero lo que me parece realmente increíble e inaceptable es que no se instruya a cualquier mortal sobre la existencia de esta posibilidad: que te embauquen.
    Quizá sería más eficiente, eficaz y moralmente correcto, evitar estafas, mentiras y estafas, dotando previamente a las personas susceptibles de ser objeto de ello, o sea, a todo el mundo prácticamente.
    La enseñanza de lo moral, los valores y el respeto deberían, si no impedir, sí limitar dichas fechorías. Lástima que a nadie le importe más la prevención que el remedio.

    ResponderEliminar
  8. A mi modo de ver, los 'Pícaros' me gustan en los espectáculos, zarzuelas, bodeviles etc. pero no en el día
    a día. Embaucadores han existido toda la vida, esa condición se tiene dentro desde siempre, e intentan llevarte a su terreno con una maestría y decisión aplastante. Mentir es para mí lo más preocupante, porque el mentiroso es por convicción y generalmente desde niño, con lo que esa o esas personas, nunca se paran a reflexionar, sin darse cuenta que será siempre el mayor perjudicado. No voy a insistir, estoy plenamente de acuerdo con todas las opiniones recogidas aquí. Felicidades por el tema y sus reflexiones.
    Marycarmen.

    ResponderEliminar
  9. Aquí estoy, a ver si lo consigo. Querido Joaquín, das en el clavo en todo y en cuanto a timos varios, se renuevan más que nunca. El pícaro, en efecto como dice Marycarmen es gracioso en los libros i en escena, pero en la vida real ya estamos cansados de tanta mentira. Las mujeres, podemos borrar las arrugas en tres semanas, simplemente con una crema de color rosa, el otro día vi el anuncio. Y tantas otras paparruchas que se inventan para vender. Tu lo has explicado estupendamente, porque el engaño está en todos los ámbitos. Y no, Laura querida, no nos preparan tal vez porque evoluciona demasiado deprisa. Por teléfono días atrás consiguieron entretener a una amiga durante dos días, haciéndole creer que eran de Movistar, advirtiéndole de un hackeado o virus, también supe de otros casos en que en nombre de Microsoft hacían lo mismo, hasta conseguir números de cta.cte, además de las ofertas en webs falsas sobre artículos que pagas y nunca recibes..En el mundo digital, el fraude y el engaño están ahora más de actualidad que nunca, por eso se han creado empresas para detectarlos. La única posibilidad es dar a conocer de que artimañas se valen los embaucadores y estafadores, sobre todo de cara a los mayores, que corremos el riesgo de caer más fácilmente.
    Oh!!! Me he extendido mucho y pido disculpas. Hasta la próxima!

    ResponderEliminar
  10. Joaquin lo has clavado. La sociedad actual ha dejado de lado el concepto pecado, y de aquí viene la vanailización de concepto vida en la actualidad, es una locura que conducirá a esta sociedad al desastre, si una pandemia no lo hace antes.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario

Entradas populares de este blog

Plumitas

Plumitas Ayer murió mi pájaro. Periquito azul de 5 años. Juguetón y con carácter. Tastador de menús caseros. Crítico ruidoso ante la tele y fervoroso amigo del móvil. Nos conocía a todos de casa y creo que nos entendía. Sin ser manso, accedía a nuestros mimos y encajaba bien mis regañinas.   Fue un regalo de mis nietos para asociarse a mi viejo afecto por esos pájaros. Deriva de mi infancia, cuando tuve una bonita Pitita verde, que emparejé con un bonito macho azul y criaron descendencia que repartí entre amigos. A Plumitas le gustaba casi más estar fuera de su jaula que en su interior. Se acostumbró pronto a salir, merodear por la cocina y entrar a su refugio -nunca encierro- por cualquiera de sus dos puertas. Su casa, donde, además de sentirse seguro, se convertía a menudo en un jolgorio juguetón, tanto dentro como en su terraza exterior. Y nos divertía a nosotros. Sí, tenía sus juguetillos colgantes, sus amiguetes pacíficos y muy parados. Y picoteaba con fruición a un par de per...

Conformidad / Conformismo

Dar conformidad y conformarse son dos actos normalmente positivos respecto de un resultado, sea por la compra de un producto, la prestación de un servicio, la suscripción de un contrato y también por la aceptación de una obligación o disposición legal. Sin embargo, subjetivamente, ambas manifestaciones difieren por sus connotaciones respecto del propósito al que se vinculan. Pues no es lo mismo considerar bien y a gusto el fin recibido -estar conforme- que aceptar su resultado con reservas -conformarse-. Una lectura ocasional me sugiere el tema elegido, al que aporto una anécdota de ficción: Dos vecinos de escalera se encuentran de regreso en el hall de su inmueble, se saludan de costumbre, y -Qué tal José, te noto el ceño algo arrugado, ¿está todo bien? -El caso es que vengo enfadado conmigo mismo, Pedro. - Eso tiene fácil arreglo; desahógate hombre, cuéntamelo. - He recogido el coche del taller, ya arreglado de las rozaduras que llevaba en una puerta y he notado que no había quedado ...

Por unas dosis de templanza

De vez en cuando, sobre todo cuando soy testigo de una escena o evento donde la compostura cívica está alterada, me viene a la memoria el recurso fácil de la cultura cristiana respecto de las virtudes.   Todas, cardinales , ya enunciadas por Platón y posteriormente adoptadas por el cristianismo y otras religiones, cuando de tratar sobre la moral se ocupan, y teologales , esa medicina espiritual para el alivio de la vida terrenal con sus contrariedades, merecen tenerse muy en consideración.   Y de esas otras siete más, las capitales, cuya práctica presupone corregir a sus homónimos “pecados”, que tanto envilecen las conductas desordenadas de los hombres.   De esas catorce maravillas disponibles para un ejercicio moral deseable -y hay algunas más- debiéramos todos, creyentes religiosos o respetables agnósticos, gente de bien o arrepentidos de actos impropios, sentirnos obligarnos a ejercitarlas.   Fue a principios de este verano, durante un encuentro de nuestro primer ...