Quería hace tiempo referirme a las bondades derivadas del uso y disfrute del arte de la Música y me retiene aún hacerlo por temor a no aportar respuestas esperadas por quienes saben y esperan más de esta Arte tan principal. No me tengo por erudito de nada -menos de este tema- aunque sí soy curioso en la búsqueda de conocimiento y el hallazgo de impresiones humanas satisfactorias.
Desde aquí mi aplauso y reconocimiento positivo para tantas Culturas, Etnias y Creadores universales de cualesquiera género e instrumentación y mi alta consideración por la actividad profesional, modalidad interpretativa, vínculo social y su representación o intereses culturales y de entretenimiento.
Me anima decir que estoy convencido del importante influjo que la Música es capaz de brindar provechos al ser humano y ¿por qué no? hasta a otros seres vivos de los que se conoce que les aporta placer y faculta comunicarse.
Entiendo por música todo sonido acompasado y grato al oído. Toda sensación sensitiva audible, exclusiva o adornando palabras y cuya composición suponga una melodía opuesta a ruidos molestos o malsonantes.
Las diversas ciencias que estudian y desarrollan el conocimiento humano ya tienen confirmado que los bebés son capaces de captar la música desde el interior del vientre de su madre; que escuchar música antes de dormir hace mucho bien al descanso de los infantes; que el cansancio de los estresados se relaja escuchando una suave melodía; que el rendimiento del estudiante y del empleado, mejora por la suavidad auditiva del “hilo musical” a su disposición; y que la soledad y molestias del enfermo y del anciano, ganan temple si ellos oyen unos buenos registros musicales.
Tengo la suerte de contar entre mis relaciones personales con familias entregadas a la música, donde cada miembro se inclina por un instrumento; amistades que han cursado graduaciones musicales; intérpretes aficionados y profesionales, partícipes en orfeones, miembros de sociedades folklóricas, forofos espectadores de este u otro género; danzantes y hasta componentes de voluntariosos grupos musicales.
Confieso mi dolor por no saber tocar un instrumento. En mis primeros años no anduve próximo a sentirme llamado por la práctica musical. Tampoco lo mío es cantar y no me caracterizo hoy por ser un melómano.
Pero me encanta oír música. Eso sí, prefiero la modulación armónica a la estridencia de algunas interpretaciones que, sin despreciarlas, asumo su existencia y poco más.
Hace poco, leyendo una importante publicación de divulgación científica, supe que expertos en psicología y psiquiatría estudiosos de las enfermedades mentales en sus diferentes manifestaciones clínicas, han podido comprobar empíricamente el beneficio que escuchar música, seguramente el género y tipos de música aconsejado por su ciencia, puede suponer para, si no curar, sí procurar mejoras sensitivas y estados de ánimo muy buenos para sobrellevar las tristes secuelas adquiridas. Y yo digo ¡qué bien!
Formamos actualmente una sociedad deseosa de placeres máximos, luchamos por estar a la cabeza del progreso y disponer de los mejores avances. Nos apetece probarlo todo y nos aventuramos con ideas, modas y apuestas por los advenimientos más chuscos. Y todo eso lo compartimos con el entorno próximo multinacional. Sin embargo, pese a los magníficos ejemplos que hay entre nosotros, son limitada excepción frente a una general apatía por la educación musical.
Cierto es que hay un tímido empeño en que nuestros pequeños de primer ciclo educativo entren en contacto con la música y nunca se han vendido tantas flautas en España ni tantos niños han aprendido a tocar el “Himno de la alegría”, además de “Star Wars”, claro, en estos últimos años.
También es verdad que la existencia de Academias, Conservatorios, Escolanías, Agrupaciones Musicales de Centros Culturales, Orfeones Municipales y Entidades privadas de promoción musical, se esfuerzan en llevar más lejos el gusto y práctica por la Música.
Es indudable el valor de todo tipo que suponen los Festivales de Música, los Conciertos de música clásica en coliseos e iglesias, los Concursos públicos de canciones de nuestro tiempo, las Corales populares y las poco concurridas interpretaciones públicas de Bandas Municipales y Militares.
No obstante, yo echo en falta la extensión y motivación de una educación musical entre la general población española, en relación al nivel de otros países europeos adquiridas en una tradición -recogimiento invernal incluido, quizás- iniciado desde la familia y la escuela con la práctica del valor singular de esta Disciplina con la formación humanística del ser humano.
Si coinciden conmigo que la Educación deseable es condición imprescindible para la formación personal que nos ha de conducir a una vida ordenada, desarrollada y feliz, que nos vaya integrando naturalmente, que racionalice las decisiones colectivas y abandone diferencias sociales injustificadas, deben comprender la necesidad de apostar, desde muy pronta edad, por añadir la Música a las Disciplinas y Valores básicos que nos conforman como personas y requerir de las autoridades académicas hacer bastante más también para ello.
No puedo estarás de acuerdo contigo. Para es fundamenta el implementar una adecuada formación básica musical desde los orígenes de la enseñanza para que forme parte intrínseca de nuestro cultura.
ResponderEliminarAbrazos.
Nadie nos enseña, ni de pequeños ni de mayores, a gestionar las emociones. Sin embargo, la música siempre es de gran ayuda para encaminarlas. Cuando estamos tristes, escuchamos canciones tristes. Cuando estamos felices, nos ponemos canciones alegres. Y no es que nos provoque mayor desasosiego o felicidad, sino que nos acompaña.
ResponderEliminarLa música despierta sentimientos, abre mentes y encierra secretos íntimos.
Puedes arrepentirte de no escuchar música pero ¿alguna vez te has arrepentido de escucharla u oírla? Estoy segura de que no, porque la música siempre te lleva a algún lugar... dentro de ti.
Laura...siempre tan acertada. Estoy de acuerdo contigo. Un abraxo
EliminarHay quien dice que la música es el lenguaje del alma. Seguramente es una
ResponderEliminarexpresión muy sublime, pero no exenta de veracidad. La música nos acompaña durante toda nuestra vida; ya desde la infancia retenemos canciones, melodías, notas, que se nos van quedando grabadas para siempre y que nos aparecen en nuestros momentos de alegría, tristeza, melancolía o en cualquier otro sentimiento.
Comparto tu opinión que su conocimiento y divulgación, debe ser adquirido ya dentro del ciclo de enseñanza primaria, para mayor motivación entre nuestros jóvenes, si pretendemos alcanzar el nivel de otros países de nuestro entorno.
🎶🌹💛
ResponderEliminarComo melómano y
ResponderEliminarPor tanto amado de la música, felicidades papá, una vez más.
Por aquí, en el Somontano siempre se ha dicho que la música amansa a las fieras. Se ha demostrado que al hombre ,como fiera ,también. Toca seguir amando a la música e inculcar las generaciones venideras su aprendizaje y disfrute.
ResponderEliminarLa música en vivo es mejor,
ResponderEliminarContinuo la música es fantástica de cualquier forma q la disfrutes.Buen trabajo hermanito
ResponderEliminarYo no entiendo de música, pero creo que es muy importante en nuestra vida.
ResponderEliminarSaludos
Me gusta escuchar musica y cantar. Aunque no estudie de pequeña y no sé si desatino mucho o poco, se que cantar y escuchar me hace bien. Soy feliz cuando oigo canciones que me gustan, me emocionan y acompañan haga lo que haga. Creo que la música es un elemento importante en la formación de las personas y ayuda a potenciar su sensibilidad. Sería bueno que se impartirá y practicara desde la más tierna infancia. Por tanto BRAVO POR LA MUSICA.
ResponderEliminarMarycarmen.