El tema que tocaré hoy me ha sido sugerido por mi nieto (16 años) y está especialmente dirigido a aquellos de mis contactos y lectores espontáneos que se consideren mayores, jubilados, abuelos, que tienen reservas sobre el uso de las nuevas tecnologías.
La idea consiste en despertar un deseable interés en no perder ese tren tan estupendo que puede satisfacer su mejor vivir subiéndose en la próxima estación. Espero que los jóvenes que me lean entiendan mi intención y al mismo tiempo me ayuden a difundir el propósito.
De mi añeja experiencia laboral en la mecanización de oficinas, tengo un especial aprecio por las reformas que mejoran el trabajo y facilitan progreso. Mis posteriores giros profesionales, no impidieron mantener mi curiosidad por conocer y acceder al uso de los avances telemáticos. Entretanto, muchos de mis amigos no lo deseaban, ni apreciaban su conveniencia porque no lo necesitaban o ya les “cogía mayores”.
Recuerdo que, no hace mucho, algunos compañeros repudiaban el auxilio del intruso PC que la Empresa ponía a su disposición y hasta presumía de no necesitarlo porque le costaba más aprender y usarlo que ejecutar su tarea manual y, por demás, no se fiaba de su eficacia.
Pero yo quiero entender que quedan pocas personas que no acepten utilizar herramientas y máquinas que favorezcan su trabajo o proporcionen ratos agradables. Estoy convencido que el artesano es un virtuoso ejemplar de ser humano. Creo también que el “maquinista” por excelencia es un individuo pragmático y eficiente. Y defiendo que el hombre debe seguir superándose permanentemente; las revoluciones de la historia, todas, han confirmado que siempre habrá una vida mejor.
Me parece también que este tren de alta velocidad de la tecnología digital que nos arrolla, ha venido para cambiarnos la existencia y quedarse -sin parar- escoltando cada uno de nuestros días.
Pienso en la cantidad de objetos útiles que en la actualidad favorecen la vida de las personas gracias a las llamadas nuevas tecnologías. Observo como muchos ancianos, que no han usado una máquina de escribir o les costaba familiarizarse con botones y teclas, manejan ahora las pantallas táctiles de sus “móviles”. Esos caprichosos teléfonos de bolsillo que se han convertido en su buen compañero tonto útil.
Naturalmente que sí y ¿por qué no apuntarse del todo a la era digital? Ahora que todos, sin excepción, estamos ligados a ese indispensable “telefonino” que facilita la mensajería universal y tranquiliza nuestras distancias por la comodidad de comunicarnos con la voz, demos un paso adelante y saquemos más provecho de sus muchas aplicaciones. O lo complementamos con una práctica “tableta”.
Además, ese “celular” y esa “tablet” de nuestros entretenimientos no están solos en esta era digital. Hay ya un sinfín de aparatos que pueden auxiliar nuestros quehaceres, que no son difíciles de usar y que suelen ser bastante asequibles, que va a resultar necesario manejar en sustitución de otros medios que serán erradicados del comercio (dicen que hasta el propio dinero efectivo) y a buen seguro nos beneficiarán en la vida y la salud.
No vale pues resistirse ni renunciar al progreso. La era digital puede superar a cualquiera de las revoluciones industriales tecnológicas que tanto han favorecido el desarrollo de la humanidad. Se cuentan estos días hechos reales conseguidos inimaginables científicamente hace escasamente una década. Todas las materias del conocimiento humano están siendo volteadas para mejor. Si vale la pena aprovecharse.
Queridos yayos, hagan caso a mi nieto: anímense a digitalizarse.
Bravo por Víctor, por darte la idea. Demuestra interés por los mayores, y al tiempo demuestra que la conexión entre abuelo y nieto es personal, humana y también digital.
ResponderEliminarNo todo el mundo, ni pequeños, ni jóvenes, ni mayores, tiene las mismas aptitudes ni les gustan las mismas cosas. Hay gente más tecnológica y otra menos. Pero lo que está claro es que, en la medida que cada cual quiera, puede sacar partido a la evolución. Y eso es algo que no hay que desaprovechar.
A cualquier edad, y también y especialmente 'cuando se es abuelo', ¡puede estar uno conectado! ¿Por qué? Porque además de que es bueno mantenerse 'en el mundo', el mundo necesita que 'los abuelos' estén en él.
Los abuelos pueden aportar sabiduría, experiencia y otra manera de ver las cosas. Pueden (y deberían) aportar ese otro enfoque al uso de 'las maquinitas'. Probablemente pueden llenar 'esa esfera de la vida' de VALORES.
Porque ¿a caso los valores no son el sustento de cualquier (toda) cosa?
Cómo uses la tecnología es la clave. ¡A cada cuál, lo suyo!
Enhorabuena por el escrito y ¡adelante 'yayo tecnológico' : a seguir así, dándole a las maquinitas!
Pues si Laura, grande Victor, grande papá por esos textos reflexivos que a todos nos enseña algo
EliminarLo que el "yayo" tecnológico aporta a las actuales generaciones es la experiencia de haber vivido un mundo donde había que hacer cola ante una cabina de teléfono o mandar "unas líneas" en forma de postal o carta. Así se puede trasladar a los jóvenes, que creen que lo actual es lo que ha existido siempre, la importancia del avance tecnológico. Un abrazo.
ResponderEliminarExcelente tu reflexión Joaquin. Las nuevas tecnologías ya forman parte de nuestras vidas y las acepto como tal. Aunque mi lado más nostálgico echa de menos, quizás, la cercanía de antaño. Esos tiempos en los que cualquier actividad cotidiana dependía de nuestro empeño y desempeño sin máquinas de por medio. Bravo, eso sí, porque gracias a las tecnologías, puedo leerte, y estar en contacto con el mundo.
ResponderEliminarUn abrazo desde Canarias, Arminda
Es imparable digitalizarse. Aunque cueste, renunciar, sería dejar de vivir experiencias únicas. Gracias a Victor y a todos los que animan.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo. El mundo avanza y hemos de ponernos al corriente con las nuevas técnicas que van surgiendo. He reconocer, sin embargo, las dificultades en seguir mi puesta al día, pese a la voluntad que pongo en el empeño.
ResponderEliminarUn abrazo.
Claro que sí, Joaquín. Ni debemos, mi podemos oponernos a los avances, telemáticos o no. ¿Quién concebiría hoy, moverse sin su móvil?.
ResponderEliminarResistirnos o negar la evidencia de su utilidad, sería equivalente a tratar de ponerle puertas al campo, máxime ahora que estamos a las puertas de la entrada del 5G y su milisegundo de respuesta.
Seamos pues, abuelos, jubilados o veteranos, pero sin quedarnos sin estar disfrutando de las posibilidades que nos da la tecnología....no es necesario que nos convirtamos en unos superespecialistas o en unos temibles hackers.
La cirugía y cardiologîa es buena prueba del fruto del adelanto; aunque cien años antes se protestaba airadamente en estos pagos, que se suprimieran bancales de alfafa para instalar railes de una modernidad llamada ferrocarril.
ResponderEliminarYo no soy una persona 'de máquinas', pero con el paso del tiempo he comprobado que estas aportan unos beneficios que de otra forma sería más complicado obtener.
ResponderEliminarYo soy de las que calcula con la mente (y no con la calculadora), escribe con boli y papel, y canta mientras escucha música. De siempre. Porque me gusta ejercitar la mente, mantenerla activa y funcionando. Pero reconozco que cuando ahora le digo a 'Alexa' que me ponga un variado de Julio Iglesias, sin tocar un botón ni introducir el CD, puedo hacer otras cosas mientras disfruto de la música. Y este es solo un ejemplo. Lo mismo podría decir de mi móvil o de la tableta.
Así que, creo que podemos hacer compatibles el (seguir) ejercitar(ando) la mente, con seleccionar para qué hacerlo, mientras las máquinas nos facilitan un poco más 'el resto'.