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Cumplir consigo mismo

Querido lector, te invito a leer mi nuevo artículo.


Entre los valores que conforman la práctica de la milicia, destaca la disciplina. Hoy no entraré a propósito en temas guerreros, no, porque más allá de glamurosas paradas militares o terribles desastres belicosos, el ser humano debe practicar la disciplina socialmente. Y también, consigo mismo.


Llamo aquí disciplina debida al cumplimiento de lo obligado o comprometido. Lo que como individuos del colectivo de que se trate debemos hacer, cuándo y cómo cumplirlo; bien y a tiempo. Sea una obligación laboral, un compromiso social, una imposición legal o acudir a una cita, prestar una ayuda, pagar una deuda, etc.; actos que ordinariamente hemos aceptado hacer.  


Los cito como actos de disciplina y aclaro que me desagrada cuando, en su contra, se considera este vocablo como vulgar acepción peyorativa por quiénes no aceptan obligaciones ni desean actuaciones regidas por la moral, la instrucción educada y la responsabilidad personal bien entendidas. Esos descastados y vociferantes personajes incívicos.


Algunos, incluso, presumen y promulgan la desobediencia civil como respuesta a lo que los demás nos hemos impuesto respetar. Y les gusta ser “desiguales” por el mero hecho de distinguirse como rompedores, diferentes, más libres. ¿Distintos, de qué?


Pero una cosa es cumplir con los otros y otra la que considero como autodisciplina, que es lo que aquí traigo, o sea cumplir responsablemente con lo que para mí es necesario: 


A) Debo ser puntual con mi ingreso al trabajo; acudiendo con prontitud a mi cita con el amigo; ingiriendo las pastillas que me ha recetado mi médico  a las horas prescritas; pagando mi cuota el día que corresponde hacerlo;  siguiendo el consejo de mi dietista; respetando la hora familiar de la cena; hablando cuando me toque; visitando cada semana a mis padres; recordando el aniversario del ser querido; haciendo ejercicio físico cada día….. Y aquí ponga Ud. todo eso que  sabe que tiene que hacer y no debe aplazarlo u olvidarse.


Nuestra memoria, quien la conserve buena y la utiliza como agenda interna o, en su defecto, la externa -Moleskine, post-it pegado en la pantalla del PC, el lacito anudado en el dedo, el calendario del móvil, las simpáticas Alexa y Siri— son herramientas que recogen los actos previstos en el diario quehacer y nos ayudan para ser cumplidos, con los demás y también con nosotros mismos. Úsela ¡por su bien!.


No quiero decir que todos los actos requieran una programación metódica y muchos son tan repetitivos y recurrentes que basta con tener voluntad firme de cumplir. 



B) Y dejar a un lado esa práctica de adelantar nuestro reloj cinco minutos para disponer de ese simulado margen de tiempo y llegar a la hora; excusarnos con tener el tiempo justo; justificar nuestro olvido por exceso de preocupaciones; aprovecharnos de la comprensión de la otra parte; suplicar perdón; prometer que no volverá a ocurrir…..


Renuncie a todo eso. Comprométase cuando esté seguro que puede cumplir. Procure respeto para sus propios actos. Se sentirá muy feliz, se lo aseguro. Y lo ganará en salud íntima y moral con los suyos.



Comentarios

  1. Perfecta tu reflexión J.R. Estamos en un tiempo, en que parece, que estar al día, ser actual, es incumplir con la norma, ir a contracorriente.
    En el fondo, no deja derna muestra de ser
    una falta de solidaridad y respeto con el resto de nuestros conciudadanos, pero también hacía hacía nosotros mismos.
    Me encantan tus escritos. Continúa.
    Abrazos
    Carlos Y.

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  2. Muy acertado y cierto, felicidades una vez más y ya esperando un nuevo escrito, feliz lectura a todos

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    Respuestas
    1. Creo que la disciplina, tanto en nuestros actos propios, como en los relacionados con nuestros semejantes, es el fiel reflejo de tal como tenemos amueblado nuestro cerebro. Difícilmente una persona desordenada, sin rumbo aparente, podrá poseer una predisposición a la disciplina, tanto para sus actos personales, como para los demás.
      Abrazos.

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    2. Discrepo del amigo Enric Martí,yo creo que se puede ser poco ordenado para uno mismo y exigente a la disciplina de sus actos para los demás.
      Un saludo
      Un saludo

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  3. La disciplina no está de moda ,habrá q esperar

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  4. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  5. La disciplina no esta de moda,habrá q esperar

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  6. Comparto tu exposición sobre la disciplina. Creo la llevamos en el ADN y cada cual, sin más, según su manera de entender la vida, la importancia que se le da a ser o no ser disciplinado o la influencias no respetuosas con el interés de los demás.
    Opino que sería muy duro compartir la vida con alguien poco cumplidor de deberes y atenciones personales.

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  7. Totalmente de acuerdo con tu reflexión.
    Paquita Lozano.

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