Al obligado y meritorio confinamiento en nuestras casas, objeto necesario y muy útil para combatir los efectos de la pandemia a la que estamos expuestos, le ha surgido “fuego amigo” en la pobre e incluso insolidaria conducta comercial deparada por las Cadenas de Supermercados de Alimentación, o sea los Caprabo, Mercadona, Lidl, Eroski, El Corte Inglés, Aldi, Consum, Dia, Amazón y otros que no han previsto, o peor, no han considerado su mayor interés, en poder atender la incrementada demanda de compras online, excusando no disponer de franjas horarias durante largos días -y semanas- para atender nuestros pedidos de víveres.
Resulta increíble constatar que el evidente equilibrio esperado entre las circunstancias de las personas confinadas, en general enfermos crónicos o de evidente riesgo de salud por edad, y la proclama de tanto vocero público para la protección social que nos damos diariamente, que digo, constantemente, sin dejar de considerar la noble disposición de los mandamases de las Cadenas Alimentarias y la bonhomía deseable de todas las Autoridades, no se esté teniendo en cuenta a la hora de “poner toda la carne en el asador”, con medios humanos extraordinarios para la provisión y reparto domiciliario de los pedidos encargados por medios telemáticos, incluido sobreprecio de darse el caso, provocando una desatención que no siempre puede solucionarse de no darse la desinteresada ayuda de personas allegadas y no disponibles cada día.
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