Ir al contenido principal

RESIGNACIÓN -1 parte



Andaba yo dudando de un tiempo a hoy, sí debía poner en negro sobre blanco, una sensación que me tiene entre la incomodidad de cuestionarme sobre vivencias pasadas que estimo positivas y el aprecio lastimoso de aconteceres de esta hora que las desmerecen. Y se me ha ocurrido escribir sobre el concepto Resignación.


Recurrí a la siempre conveniente consulta de la RAE y en su primera acepción, la define como: 


Entrega voluntaria que alguien hace de sí poniéndose en las manos y voluntad de otra persona, que me resultó escueta, mientras en la tercera, la consideré más contundente, al decir: 


Conformidad, tolerancia y paciencia en las adversidades, pero esta me ha parecido insuficiente. Y me ha tentado preguntarle a la IA, tan de actualidad y equidistante entre la concurrencia multiopinadora. He aquí su opinión -solo por esta vez para mi-:


Es la conformidad o tolerancia ante una situación adversa aceptándola, sin luchar para cambiarla, a menudo por desmotivación, cansancio o creencia  de que no hay remedio, implicando una actitud de pasividad y fatalismo, a diferencia de la aceptación que permite buscar soluciones.


¡Olé! No estoy pensando en lo más recurrente de nuestros ya largos días, con esta inquietud quebrantadora de la idoneidad política y su maltratada excusa, sea democrática, progresista, de interés general, europea, globalista, nacionalista o tribal, que también.


Estoy considerando, con cierto dolor y desesperanza, que las cosas del vivir, esas que nos hacen tener ilusiones, que nos aportan confianza, que creemos merecer por el hecho de ser humanos de conciencia, que pensamos nos son debidas, por supuesto a cambio de ciertas entregas, compromisos y solidaridad con los otros, que apostamos honestamente por un futuro mejor - de verdad- nos son confundidas, negadas con disfraz o estafadas con engaños.


Ponga Ud. aquí los temas que se le ocurra que pueden tener en su caso esa clase de carencias, si lo prefiere las ausencias de hechos, modos de hacer, cumplimientos o cualquier acto del que espera una satisfacción, no ya solo material y que le asiste el derecho a su disfrute, sino esa obligación ciudadana, fiscal, laboral, doméstica, de sus dependientes, de sus superiores, del orden social y de una convivencia responsable.


Piense también en las herramientas de que dispone para que sus ideas y convicciones, tengan eco favorable en los foros de discusión y debate, sosegado y respetado con quienes opinan diferente, sin tener que gritar, enfadar con insultos o agredir con soflamas, peroratas y desconsideraciones verbales o gestuales.


Estime esos valores de encuentro, estímulo, apoyo y defensa del bien, que tanto han podido hacer por el triunfo personal, la seguridad de su persona y sus bienes, la garantía de la justicia, la eficacia de la administración pública, los derechos de los trabajadores, el premio de los emprendedores. Y del sistema político social que nos hemos dado todos.


(Continuará en breve tiempo, en una segunda entrega)




Comentarios

  1. Muy interesante como cada tema que tocas, felicidades

    ResponderEliminar
  2. ... y mientras tanto, me resignaré a esperar a la publicación de la segunda parte de este artículo para poder comentarlo de manera global... :-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Respondiendo a tu primera parte, testifico el mal momento actual para enjuiciar este tema, cuando el conjunto de la humanidad está entre resignado o herido, dependiendo de la gravedad de su situación, en un mundo dominado por unos pocos a los que su objetivo vital es el poder económico.
      Estamos viviendo una revolución a la inversa que sólo se comprende viendo la amoralidad de quienes poseen las llaves del mundo actual y cómo actúan.
      Espero tu segunda parte. Un abrazo y gracias por tu escrito.

      Eliminar

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario

Entradas populares de este blog

¡Ayuda!

Nunca hasta ahora, o así quiero creer, se ha usado tanto esta significativa palabra. Bonita también, por lo que representa como mensaje y recurso humanitarios. Debilidad, en búsqueda de reparar una necesidad con una altruista solución.   Ayudar es cooperar y es socorrer. Prestar ayuda es dar amparo por algo o para alguien necesitado de ser asistido. La ayuda que yo priorizo es aquella que se presta para aliviar al que no le responden sus esperanzas. Y pedir ayuda pudiera ser gastar la última prueba de un pundonor; el recurso final a restituir una carencia vital sobrevenida, una salida a la desesperación. En tiempos que ahora corren veloces, todo que los días duran lo mismo de siempre, lo de pedir ayuda se ha pluralizado y banalizado hasta el extremo de ser considerado como un recurso imprescindible de mejor sobrevivencia. Pienso, para disfrazar la capacidad de hacerlo naturalmente. Sí, porque el común actor humano de esta moderna sociedad aspirante al disfrute de una vida intensa y...

Costumbres

Bonito vocablo, potente, emotivo, legítimo, recurrente y de remate. Y, como no, ambivalente, o sea, humanístico.   Algo que se califique así engrandece al tiempo, estimado en todos sus momentos. Una opción para resolver, para justificar y para comprender. Una referencia para culminar una voluntad alejada de argumentos subjetivos enfrentados. Un poder disuasorio. La Costumbre tiene -merece, si se me permite- nombre “propio”. Porque no hay una costumbre que no se corresponda con “algo” que le otorga primacía verbal sobre el común destino de su recurso. Tiene un valor permanente, no se agota ni se sustituye; puede obviarse y hasta no considerarse, pero queda ahí para el siguiente episodio. O no conviene ahora, pero mantiene su importancia.   Para el Derecho es “fuente” de interpretación y, en ocasiones, de aplicación, cuando la ley, el reglamento, la norma escrita, no tienen o pueden dar respuesta asimilable por la ausencia formalizada de las relaciones discutibles. Y faculta la ...

El resurgir del uniforme

Tenemos al uniforme como una vestimenta, un traje peculiar , dice nuestra Academia de la Lengua. Y se describe -a mi me gusta más- en Wikipedia, como un conjunto estandarizado de ropa .  Ambas fuentes, a su modo, coinciden en su uso y destino de individuos, digamos, colegiados , pertenecientes a una misma profesión o clase. El origen de los uniformes es ancestral, de tradición remota, de civilizaciones ya organizadas que precisaban hacerse distinguir en la batalla con los ejércitos enemigos. A los niños, la mayoría, de siempre, la vestimenta militar ha supuesto un atractivo especial. ¿Quién no ha tenido, o deseado tener, su pequeña colección de soldaditos de plomo? ¿Quién no ha jugado en la calle a desfilar? Las visitas al museo; las jornadas de puertas abiertas de cuarteles militares, policiales y de bomberos; la presencia en las paradas y desfiles, han sido a menudo eventos de señalada asistencia familiar, con la influencia de los vistosos e imponentes uniformes y su despliegue. ...