Llevado de una sensación lastimosa que percibo de parte de muchas personas que conozco y de mi personal impresión sobre la temperatura de la opinión pública española, contada por medio de los canales informativos más representativos, he querido repasar con mesura el texto de nuestra Constitución de 1978. Hube de detenerme ya en el Título Preliminar, pues sentí un primer cosquilleo en su artículo 2. Pero opté por continuar hasta el número 9 y pararme en las garantías de su apartado 3, y dejar aquí algunas reflexiones sobre su debilitada efectividad. Escribo de memoria y no entraré a cuestionar asuntos concretos de la vida pública, dispuestos o ejecutados por la Administración en general y sus representantes en particular. Solo trasladaré unas impresiones que, tengo para mí, trastocan lo esperable indubitadamente del respeto a la Constitución Española. Particulares y empresas, nacionales y extranjeros con residencia o intereses económicos aquí, corporaciones internacionales de dife...
Este es mi pequeño rincón de expresión con el que pretendo dar rienda suelta a mi necesidad de explicar aquello que pienso y siento acerca de temas genéricos y, sobre todo, humanísticos, simplemente por el hecho de escribir y expresarme.